
Hay películas que se encargan de enviarnos mensajes cuando
las vemos, muchas veces de forma implícita y muchas veces de forma explícita,
en el caso de Whiplash el mensaje es que alcanzar un sueño puede ser muy duro,
aun cuando se tiene el potencial para alcanzarlo. Muchas veces nos ponemos a
pensar en aquellas personas que vemos en la cumbre, haciendo lo que les gusta
ya sea deportes o música o lo que sea y de alguna forma pensamos en lo lindo
que debe ser estar ahí. Sin embargo son pocas las veces en las que pensamos en
lo que estos grosos en lo suyo tuvieron que sacrificar o en lo mucho que les
costó llegar adonde están ahora. Whiplash nos muestra que alcanzar un sueño es
luchar, ocasionalmente puede llegar a ser una guerra en contra de nosotros
mismos y nuestro entorno. No existe nada fácil en esta vida.
Se nos cuenta la historia de un muchacho llamado Andrew
Neiman cuyo sueño es ser un baterista groso igual que sus ídolos de toda la
vida (desde muy pequeño que quiere serlo) y por eso estudia en un conservatorio
prestigioso de donde han salido grandes músicos. Andrew tiene gran potencial,
el cual es detectado por un excéntrico y arrogante profesor llamado Fletcher
que decidirá incluírlo en la banda principal del conservatorio en donde tocan
los mejores alumnos del conservatorio. Pero pronto Andrew sufrirá la arrogancia
y el cuestionable maltrato que Fletcher ejerce sobre sus alumnos, maltrato que
lo obligará a reconsiderar un montón de cosas…

La premisa de Whiplash es simple, pero la potencia de su
historia y de las actuaciones de Miles Teller y JK Simmons, sobre todo JK
Simmons, hacen que la película cobre muchos matices. La verdad que el oscar para Simmons como
mejor secundario es uno de los mas merecidos de la última edición. Whiplash es
una película que nos quiere contar algo, una realidad, y el hecho de que lo
logre hace difícil hablar sobre ella; es una película demasiado redonda. No
abundan las líneas de diálogo en esta película de hecho tiene muchas menos que
otras del genero, pero las que están son tan geniales que no es necesario que
se diga mucho. Como bien dije antes la historia es realmente genial y
sorprendentemente muchos se sentirán muy identificados con algunos personajes,
sobre todo los que aman la música. Pero a decir verdad Whiplash va mas allá de
la música, se convierte en una fabula humana sobre lo que se interpone entre
nosotros y nuestros objetivos, sobre la motivación y sobre no perderla pase lo
que pase. Pero hay un punto en el que esta obra suma muchísimo, que es en esos
momentos donde nos muestra lo mucho que se puede perder al seguir un sueño, lo
mucho que se debe sacrificar. El protagonista va perdiendo un montón de cosas
que lo van alejando de la felicidad, y es ahí cuando el espectador se mimetiza
y piensa en sus propios sueños y en si vale la pena alcanzarlos a costillas de
perder todo eso. Y es esa quizá la verdadera lección de Whiplash. La fotografía
es inmejorable y toda la escenografía cubre a la película de un aire clásico,
místico, una verdadera experiencia.

Como defecto puedo decir que la edición falla un poco, algunas escenas parecen
cortadas así de la nada o simplemente otras parecen colgadas. El final para mi
es bueno, porque nos da a entender un montón de cosas pero sentí como que
faltaba algo… no se que.
En fin, la película es absolutamente recomendable para
cualquier persona que quiera ver una buena película. Es una verdadera historia
de superación personal, nada que ver con muchas de las que salen hoy en dia que
van de medias tintas a ridiculeces. Whiplash es una película que nos muestra
como son las historias reales de superación personales. Corta la bocha.
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